La Desaparición de Don Lolo – Una Comunidad que No Pierde la Esperanza
En el corazón del Distrito Municipal de Manabao, Jarabacoa, la brisa fresca que solía traer tranquilidad ahora transporta preocupación y desconsuelo. Don Lolo, un anciano muy querido por todos, ha desaparecido sin dejar rastro hace casi tres semanas. El silencio en su humilde hogar contrasta con la incansable movilización de sus vecinos y las autoridades, quienes han puesto todo su empeño en encontrarlo.
Desde que se reportó su ausencia, la comunidad no ha descansado. Un helicóptero de la Fuerza Aérea sobrevoló la vasta región montañosa, mientras equipos del Ejército Dominicano, Bomberos, Cruz Roja y Defensa Civil recorren ríos, senderos y caminos ocultos por la naturaleza. Sin embargo, el paradero de Don Lolo sigue siendo un misterio que atormenta a todos.
Los últimos relatos aseguran que fue visto por última vez un viernes, cuando un vecino lo ayudó a regresar a casa después de encontrarlo bajando por un camino. Esa noche, le prepararon comida y lo dejaron descansando. Pero al amanecer del sábado, su hogar estaba vacío. «Lo dejaron bien en su casa, pero cuando subieron al día siguiente, ya no estaba», cuenta un vecino con la voz cargada de tristeza.
El delicado estado de salud de Don Lolo aumenta la angustia. A pesar de su fortaleza de espíritu, todos temen que las montañas, ahora teñidas de preocupación, hayan sido demasiado duras para su frágil cuerpo.
En un reciente operativo, se halló una prenda de vestir que podría pertenecerle y un colchón desplazado fuera de su casa. Aunque pequeños, estos hallazgos han renovado las esperanzas de quienes se niegan a rendirse. “Queremos encontrarlo, sea como sea”, afirman con determinación sus familiares y vecinos, unidos en la incertidumbre y el amor por el anciano.
Una historia que podría ser simple se ha convertido en un símbolo de la solidaridad de una comunidad que lucha contra el tiempo y la vastedad de la naturaleza para traer de vuelta a uno de los suyos. La esperanza, aunque frágil, se mantiene firme, sostenida por el deseo inquebrantable de dar fin a esta angustia y devolver a Don Lolo al lugar que le pertenece: su hogar, junto a quienes lo aman.